En De Historias de Amor retrataba, el campo de batalla previo al descubrimiento de mi persona, de mi hoy. Sin embargo, es cierto que en su momento apostaba todo por aquello que yo interpretaba como el mejor de los "para siempre", sería injusto no admitirlo, mas aún cuando existen las huellas mas profundas de nuestra intención en la cara y el existir de esos dos hermosos que me vuelven loco.
Lo sencillo no tiene absolutamente nada que ver con esto, desde aceptar que los caminos ya no van al mismo lugar, hasta el entender que la condición actual de "padre-divorciado-con hijos" (priorizando el: con hijos) se vuelven en el entorno mas un handicap que un asunto de admiración.
Las cosas ya andaban mal , e inconscientemente, creí (juro que creímos) en que la llegada de un hijo nos uniría, nos acercaría, era algo de tres ya, nos motivaba acompañar a nuestro hijo mayor, si, proveerle de un carnal, un amigo, un sidekick,... y en ello reencontrarnos ambos. Nada mas lejano, nada nos pudo alejar mas...
Hoy es mi determinación de hacer de ellos un par de tipos felices a costa de todo (aún de ellos) lo que me mueve, lo que me hace entender que es mi elección. Podría delegar, hacer lo que la mayoría de los padres (divorciados, casados, o cual quiera sea su estado) hacen: desentenderse en el entendido de que si son proveedores económicos, es suficiente, y que la madre se haga pelotas con la escuela, las tareas, su trabajo, las juntas , su vida personal. Me quedó muy claro en esos 11 meses alejado de todos (mi trabajo en Saltillo) , que si deseaba realmente ser persona fundamental, debía ser persona presencial. Y así, me los cargue al hombro.
Y si, es muy cierto que se añoran muchas cosas, se desean, se necesitan; que podría buscarlas como tarea primordial poniéndome al frente de la lista (finalmente si yo estoy bien, los enanos también, ¿no?), pero no funciona asi, el ejercicio es inverso, las flores se vuelven cuadernos y trabajos que inician a las 6 de la tarde de un domingo. Eso debería de ser suficientemente atractivo para una mujer inteligente, que sepa que el amor de los hijos nunca estará por encima del amor que se le pueda profesar, pues, son ligas diferentes, cada quién lo suyo, cada quien en su lugar.
Aplaudo a todas esas mujeres maravillosas que salen todos los días a ponerle en la madre a lo que venga, con la convicción de hacerlo por ellas y por sus hijos, que trabajan y se desviven, que cuando nadie las ve, cierran los ojos buscando en beso imaginado enrollado entre las sábanas, y despiertan de ese momentaneo deseo nuevamente para enfrentar a quien se ponga enfrente.
Con respeto:
Coldplay - Don´t Panic
