28 de septiembre de 2013

El Mapa

El siguiente cuento corto, acompañenlo de las siguientes rolas por favor: Only The Young - Brandon Flowers, Down by the River - David Rhodes (las escuchaba mientras escribia esto una y otra vez)


El Mapa

Quedaron de verse en la banca de siempre, ni lejos ni cerca de la fuente, ni lejos ni cerca de los perros acompañados por sus dueños, ahí desde donde se alcanza a ver el anfiteatro y el cafecito de la esquina. Él sabía que a pesar de ya haber compartido cine, abrazos, lágrimas, risas, sonrisas, besos (y ¡qué bonitos besos!) faltaba algo, pero no sabía como proponerlo.


Llego sin prisa, sabedora de que mas de cuatro miradas aún seguían prendidas de su caminar, el clima favorecía las botas largas y la falda no muy corta, de último se decidió por la bufanda y dejó en el perchero la boina que había comprado días antes especialmente para esa tarde; era urgente ver su cara, las anteriores semanas en que la vida de ambos cambió, ella no hacía más que cerrar los ojos para poder recordar de memoria cada uno de sus rasgos: esa pequeña barba partida, la cicatriz en su ceja, y sus labios gruesos. Sin darse cuenta había vuelto a cerrar los ojos para detallarlo en su mente y esto casi le cuesta tropezar de bruces con aquella jardinera, así que como si nada siguió caminando hasta encontrarse con la materialización de aquel rostro recordado.

En cuanto la vio se incorporó, y ya tan cerca de sus brazos la tomó por la cintura y la acercó a él, reconstruyeron tres semanas con ese beso y dejaron pendientes reconstruir otras tantas con el recuerdo de ese mismo instante.

-¿Cuánto tiempo durará esto? – Dijo ella en su cabeza - ¿Cuánto?

-¿Qué tengo que hacer para que no se pregunte “¿cuánto tiempo durará esto?”? – Pensó él.

La volvió a besar ahora con ternura en la comisura de sus labios, mientras ella encontraba espacio perfecto bajo su abrazo. Caminaron sin considerar el tiempo, aquel parque era tan grande y tan significativo para ambos que ese deambular era muy similar a caminar en el jardín de casa.

No existía nada extraordinario, no eran los “Debutantes” de Serrat, ni las millas de American Airlines, ni la “despareja” de Mario, eran dos, con ganas de ser el uno del otro el mayor tiempo posible, simplemente de pasar el tiempo entre ellos y hacer del tiempo suyo el refugio de todo. Ella no quiso entrar al cafetín, mientras reusaba con un gesto entrar, le enseñaba la botella de Lambrusco que guardaba en su bolsa de mano. El café se volvió cerveza en la segunda cita, en la tercera tallarines, carpaccio y vino tinto, nunca antes un Cliché había sido tan hermoso plan para ambos, ni tan largo el momento de despedirse, ese en que él solo alcanzo a acercarse mientras ella pestañeaba para robarle el primer beso. Ahora ella planeaba dejarse robar entre sus manos, y robarse todo lo que de él pudiera.

Así huyendo del aire frio y de los últimos rayos de Sol entraron en el primer Hotel que encontraron, de prisa, era urgente dejar de lado todo, los convencionalismos, las costumbres y la ropa, para darle paso a la verdad de la piel, a la imperfección, a la realidad de cada uno, presentada entre besos y caricias como premier de muchos ensayos. Mientras él la recorría palmo a palmo entendió lo inútil que había sido perder el tiempo pensando en como proponer algo que no necesitaba propuesta. Y dejaron el tiempo guardado en un cajón, para dedicarse a la entrega cartográfica, a dibujar y memorizar todos y cada uno de los lunares del otro, de las pecas, pequeñas marcas y cicatrices, una y otra vez hacer el recorrido para encontrar nuevos espacios no besados, no tocados, perdidos en la realidad y convencionalidad de ella y de él. El Lambrusco espero, guardado por una oportunidad.








17 de septiembre de 2013

Si tienes una trinchera defiéndela.




Estoy cansado de todos los Revolucionarios de escritorio, de escucharlos quejosos fundamentados (con certeza y claridad) pero que siguen desde su Atalaya cómoda, que crecieron con el apoyo , los medios , el tiempo, el espacio y la fortuna de hoy día tener un buen trabajo, un buen salario, un lugar más que decoroso para vivir. Estoy cansado de escucharlo proferir en contra del régimen sea cual sea, de plantear soluciones con vehemencia, pero de dejar la praxis para otro momento. No los veo en las manifestaciones, cediendo su tiempo y espacio a las causas que “apoyan” y defienden. Me parece una doble cara, haber crecido en y desde la “burguesía” que tanto critican, haber mamado de un sistema que si bien ellos no apoyaron, les dio (quieran o no) todo lo que hoy tienen, que es más, mucho más que lo que la mayoría de la población de este país.
El argumentos como el hecho de que los maestros piden que no se les evalue por que sus plazas se les vendieron, y en tal caso veremos que no son ni siquiera maestros, y que por el hecho de haber pagado de forma ilegal un lugar para percibir un salario a cambio de un trabajo pueden manifestarse para defender eso que compraron. Es tan absurdo como si el día de hoy robara un banco, con ese dinero pusiera una dulcería , tuviera ventas, utilidades y el día de mañana la autoridad me atrapara y yo interpusiera en mi defensa el hecho de que ese negocio ya funciona y la utilidad las ventas son mías; es defender lo indefendible, es  querer darle validez a lo ilegal de manera frontal.
No los veo, mis queridos revolucionarios de escritorio compartiendo sus conocimientos en la calle , viviendo al día, haciéndose uno con los que creen de verdad en lo que defienden, partiéndose a en la lluvia, en la agresión, en la confrontación (de forma equivocada o con razón) . Lo que veo y lo digo claramente es que es muy cómodo criticar un sistema cuando te dio todo, cuando cobras 5 dígitos al mes, con prestaciones que el mismo sistema te garantiza , viviendo en colonias de clase media y arriba. No veo que la queja sea válida si no haces todo lo que puedes por cambiar aquello de lo que te quejas.
Y cómo sé que no van a dejar de ninguna forma lo que tienen, entonces intenten antes de decir algo, recordar lo que tienen y cómo llegó a ustedes, porque detrás de todo ese camino de alimento, escuelas, aprendizaje, hubo alguien que se la rompió por dárselos por dejarlos en dónde están, por facilitarles la vida. Sean agradecidos de ello, y si van a luchar y si se van a inconformar, no lo hagan mientras planean su próximo fin de semana en alguna playa o sus vacaciones (aquellos a quienes desde su ventana defienden y justifican, no saben lo que son vacaciones, ni puentes de descanso, ni fines de semana en Cuernavaca), no traten de evangelizar  sin el ejemplo , se pierde todo, el sentido, la validez y el respeto.
Peor aún, si no vives aquí, si elegiste hacer tu vida en otro país, en otras reglas, y por tanto en otra comparativa, no te atrevas a criticar aquello que dejaste, ocúpate por ajustarte a las normas de dónde vives, a cumplir para exigir, es muy sencillo criticar a la distancia “al fin yo estoy a toda madre acá”.
Realmente, tengo aprecio y respeto por muchos de ustedes, no hagan que se diluya con estas actitudes a medias.